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La única monja budista tibetana argentina cambió su nombre por el de Thubten Kundrol.

Se formó con los maestros del Dalai Lama e intentó abrir un monasterio en Mendoza pero le robaron todo.

CAMINO ESPIRITUAL. Así se llamaría el primer monasterio internacional de budismo tibetano en Sudamérica

 

“El despertar ofrecido por los monjes debe estar en la mente de todos porque solamente el despertar colectivo puede producir un cambio” , sostuvo Thich Nhat Hahn –maestro nacido en Vietnam, monje budista y activista por la Paz-, en una entrevista con Time.com. Inmersa más en la cuestión filosófica de lo que su maestro buda, el Dalai Lama, le enseña día a día y exenta en parte de las cuestiones políticas que acechan al Tíbet, Ven (hermana) Thubten Kundrol, la única monja budista tibetana argentina, dejó Nepal para cumplir una misión: construir un monasterio budista en Mendoza a través del cuál pueda ayudar a la sociedad a “recomponer ciertos valores perdidos como la ética y la moral”. Pero la inseguridad le jugó una mala pasada. Sus siete años de esfuerzo fueron usurpados en Tunuyán cuando le robaron los pocos recursos con los que contaba. Desanimada por las circunstancias y la poca religiosidad de su gente, hoy se debate entre abandonar el país o continuar la lucha por concretar su proyecto.

Lejos de su maestro y sin apoyo material, Kundrol arribó con la expectativa de crear un monasterio y un alojamiento para estudiantes y practicantes, hombres y mujeres laicos. De la mano de voluntarios extranjeros, “el sistema de gestión iba a ser sustentable, generando recursos materiales y espirituales que provean servicios sociales a la comunidad local, produciendo y usando productos ecológicos y orgánicos de la propia granja y cosecha”. Sin embargo, todo el dinero recolectado e invertido en materiales de construcción, utensilios de cocina, colchones, mochilas, carpas, entre otros objetos válidos, fueron robados de la casa de Tunuyán.

En 1979 dejó Argentina para encontrar aquella religión con la que más se identificara. Vivió en Nueva York, en Italia y en Japón durante 13 años. Conoció el budismo Zen, pero no la convenció y siguió buscando. Alguien le habló del Dalai Lama, por lo que se fue a Nepal y se encontró con quien luego sería su maestro. ” Tengo una cuestión muy fuerte con el budismo tibetano. Yo tenía vocación desde chica para dedicarme a la religión. Ese modo espiritual sólo se encuentra en los lugares de origen. Las instituciones religiosas que existían acá no me satisfacían plenamente. Quería algo más profundo y convincente; buscaba pruebas”, afirmó a Clarín.com.

“Fue como volver a Hiroshima después de la guerra “. Así describió Kundrol la sensación que tuvo cuando regresó al país. Para ella, Argentina es víctima de una preocupante pérdida de valores: “Hace falta una gran limpieza. Cuando las cosas negativas se acumulan sólo llaman a las desgracias. Si no purificamos la ética y la moral, seguiremos en la miseria quejándonos. Es el momento de parar y analizar la situación que vivimos. Todo se puede revertir, incluso la muerte. Tenemos que abrir la mente y el corazón”, sostuvo.

RICHARD GERE. El actor es amigo de Thubten Kundrol y devoto del budismo tibetano

Desde el 2001 intenta crear una institución que represente su religión. En su momento, optó por Mendoza porque considera que es “un ambiente muy propicio para meditar”. El sufrimiento generado en el colectivo social tras las reiteradas crisis del país –según contó- fue lo que la incentivó a encarar el proyecto. Para ella es necesario inculcar un mejor modo de vivir en las personas. “La idea es que la gente tenga la oportunidad de reflexionar, de participar en las prácticas budistas que son muy buenas para los negocios y para la familia, teniendo como pilares la honestidad, la sinceridad y la compasión. Eso produce mucha riqueza y felicidad”, aseguró.

“Ayudar a que la argentina se recomponga”, es su principal objetivo. Pese a la amarga experiencia que la dejó sin recursos, Kundrol no se muestra desilusionada porque considera que mucha gente está esperando un cambio en la sociedad. “Yo vengo a ofrecerle ayuda al país y a dar buenas oraciones. Existe un grupo de gente que quiere mejorar su vida, crecer, avanzar y renovarse. Vamos a seguir peleando para poder cumplir con sus metas, dándoles buena energía”. Si bien no cuenta con una infraestructura que le permita transmitir esta filosofía de vida, en su casa de Belgrano funciona el centro Yogui Saraha que ella misma coordina y en que ofrece cursos basados en el método de curación de la energía espiritual. (Ver recuadro).

Despertar . Ese es el significado de la palabra Bud, mientras que Buda es el que ha despertado. “El budismo tiene muchas cosas para aportar porque es muy avanzado, futurista, se adecúa a nuestra era. Es como una joya en medio de un pantano. Lo que enseña es una apertura total de la vida, de la mente y lo único que se puede obtener de todas esas enseñanzas son joyas. No es misionero pero hace muy flexible y poderosa una creencia. La gente no tiene que tener miedo. En cambio, debe abrir su mente, buscar ser mejores personas. De eso se trata: hay muchas cualidades que una persona no sabe cómo desarrollarlas y que las técnicas del budismo permiten descubrir”, subrayó quien en una ceremonia secreta se comprometió a no violar ciertos conceptos “inmorales” como mentir, robar, matar, entre otros.

-¿Cuál es el objetivo principal del budismo?
-La perfecta iluminación. No es una meta irreal o fantasiosa. Es algo que se va descubriendo con las técnicas de meditación. Ese camino es el correcto: liberarnos de todos los problemas que nos perturban y ver la realidad tal cuál es. Uno tiene que lograr el camino de la mayor felicidad, porque cuando la persona se interioriza consigo misma, encuentra que es capaz de muchas más cosas. Pero no hay felicidad que perdure si no es trabajada desde la ética y la compasión. No hay mayor satisfacción que lograr paz interior.

-¿En qué consiste la iluminación?
-Es el estado total de perfección, donde todos los pensamientos son puros, donde todo es todo compasión y luz. Es la felicidad plena. Las personas pueden tener una meta, pero lograr la iluminación es otra cosa. Si una persona se guía por acciones virtuosas como el respeto y la ética, está conducido por el camino de la iluminación.

-¿Cuál es el valor que usted reforzaría en la sociedad argentina?
-La ética y la compasión. Entre las dos se complementan. Desde la ética, uno se va a abstener de mentir, de dañar al prójimo. Eso, acompañado de la compasión, demuestra la importancia por el otro. Cuando uno piensa en los demás, eso automáticamente recae sobre uno y trae satisfacción. Esto se logra a través de la meditación que hace que la mente se calme, se apacigüe y así, se empiece a entender mejor la realidad. Con razonamiento se logra el cambio.

La falta de modales, la incomprensión de la humanidad, las injusticias sociales, son algunos de los temas que más preocupan a Kundrol. “Todo lo que es negativo en el ser interno de la persona se manifiesta exteriormente. Cuando el medio ambiente no es grato, la persona sufre. Los lugares donde hay mayor felicidad son aquellos donde la gente vive en paz. De lo contrario, la persona entra en conflicto”, explicó quien hoy continúa su gran lucha por un cambio en un momento donde la gente parece estar buscando algún tipo de señal espiritual.
Fuente: http://www.taringa.net/posts/info/1380203/Meditaci%C3%B3n-interrumpida.html

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